La educación física inicial: tiene una exigencia urgente: La difusión de sus conceptos básicos, propósitos y valores. Solo el conocimiento a través de la instrucción, genera una toma de conocimiento que posibilita el desarrollo de un hábito del ejercicio como parte de una educación permanente, fundamental en la vida del individuo.
Características de las niñas y los niños de 3 A 5 años.
Crecimiento, aumento de las proporciones corporales y las transfiguraciones de las edades infantil y juvenil.
Los dos años que abarca este nuevo periodo son importantes en el desarrollo infantil, aunque el ritmo de crecimiento va a ser muy similar al que ha mantenido en la etapa anterior, la constitución corporal del niño o niña, sin embargo, empezará transformarse de forma mucho más visible.
Hasta los cuatro años, por lo general, el crecimiento del sistema muscular guarda gran proporción en el conjunto del crecimiento corporal; en cambio, en cambio, a partir de esta edad, los músculos empiezan a desarrollarse con más rapidez.
Se ha calculado que el 75% del peso que aumenta un niño o niña a lo largo del quinto año corresponde a este incremento de la masa muscular. A un ritmo equiparable va a crecer y evolucionar el sistema nervioso.
La Maduración Motora
A los tres años, incluso antes, ya se advierte en las actividades motrices un control bastante efectivo; sabe correr bien y puede detenerse cuando quiere, subir y bajar las escaleras utilizando alternadamente los dos pies, saltar, columpiarse, lanzar la pelota, pedalear con fuerza y seguridad en su triciclo.
Hasta los cinco años, le gusta encaramarse y lo hace con cierta agilidad, puede caminar en línea recta, acertar en un blanco con la pelota, cargar varias cosas en su carrito y arrastrarlo, sincronizar con perfección el movimiento de los ojos y la cabeza, maneja una bicicleta y hasta se atreve a probar con los patines de ruedas.
La evolución del desarrollo motor que se extiende entre las dos edades, se analiza a través de distintas manifestaciones; la flexibilidad muscular, que va en disminución a medida que avanza el crecimiento; el estatismo muscular, base del equilibrio o control postural (e influyente en las autonomías del niño o niña y en sus actividades relacionales); la independencia alcanzada en los grupos musculares más desarrollada en los miembros inferiores en estos momentos, por ejemplo, en los músculos del rostro; la coordinación de movimientos, que junto con la habilidad sensomotriz (o capacidad para relacionar un movimiento con una sensación: como al lanzar una pelota a un blanco) se consiguen inicialmente al ritmo espontaneo y determinan las posibilidades del sujeto; en el último lugar, el esquema corporal o representación mental del propio cuerpo, de sus posibilidades de movimiento y de sus limitaciones espaciales.
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